Nuevo drama visual para vuestros ojos. Esta vez una nueva peli con nota inferior a 5 en Filmaffinity, garantía de que va a ser entretenida y no vamos a tener que consultar en foros de gente con bigotito y bufanda qué quería decir el director con esto.
Comenzando los 80, se estrenó este pedazo de filme que sigue la estela clásica de "bicho/extraterrestre hecho de poliespán o material similar y que tiene menos movimientos que un chotis".
El que llega sin avisar (como el nombre de la peli indica) es un marciano muy alto y con cara de muy pocos amigos (en dicha cara no se mueve ni una ceja) que no cree en el diálogo entre especies y pretende imponer a la fuerza su invasión, a pesar de la negativa de los humanos con los que se encuentra.
La peli costó una mierda (150.000 dolars), yéndose mucho a la explosión del final, pero todo ello va a favor de la tensión creada por el cabrón del alienígena que está empeñado en lanzar a los humanos una especie de pizzas chupasangres, que les dejan sin ganas de vivir (literalmente).
Si bien hay dos chavales que, se supone que son los protagonistas (excursionistas que, ¡caramba!, ¡sorpresa! estaban en la zona cuando el marciano aterriza), los que parten la pana son los mismísimos Jack Palance y el ultramágnífico Martin Landau, que se come al resto del elenco (incluso al marciano). De los 150 que he dicho antes, al parecer, 75.000 fueron para pagar a estos dos. Y ¿que hacían estos dos en la película? Pues yo creo que por esa época estaban un poco caninos y debían aceptar de todo.
En resumen, una hora y media de despropósito alien lista para vuestros ojos.
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